Rehabilitación de fachada en C/ Okendotegi nº2, Martutene
La rehabilitación de las fachadas del edificio comienza con un sondeo de frentes de balcones eliminando las zonas degradadas que no aseguran su adherencia al soporte y posteriormente una limpieza con agua a presión para eliminar las zonas de mortero inconsistentes. Posteriormente, se recuperan los volúmenes en las zonas tratadas con un mortero de reparación y se recupera la planimetría dejando las superficies listas para aplicar el revestimiento de mortero acrílico.
En las zonas de piedra arenisca y zócalo se aplica un producto biocida, se hace una limpieza con agua a presión y se aplica un líquido hidrogufante.
Además, se actua en cubierta, sustituyendo las tejas deterioradas y renovando el canalón y bajantes. También se lleva a cabo la reparación de un alero de madera.
HISTORIA:
También conocido como "Caserío Martutene", es un caserío de ribera que se alza en la margen izquierda del río Urumea y dependió en tiempos pasados del Partido de Amara. El barrio al que pertenece actualmente toma el nombre de este edificio, siendo un elemento esencial para la historia y la memoria de todo el entorno. Fue epicentro de una tradicional romería celebrada cada 24 de septiembre, en honor a la Virgen de Uba y a N. S. de las Mercedes.
Históricamente perteneció a los Condes de Peñaflorida y al igual que otros próximos resultó incendiado durante la guerra carlista, siendo reedificado en 1877 bajo la dirección de Pedro Juan Alzaga. En sus pertenecidos existían unas canteras de piedra de donde se extrajo el material para construir el puente de Santa Catalina. En 1886 se evaluó el importe de su renta anual en 495 pesetas, con obligación para el colono de suministrar verdura semanalmente, ave 3 veces al año y una cesta de manzana "gorde-sagarra" en cada cosecha.
El caserío está compuesto por 2 construcciones adosadas que se orientan al SE, en posición perpendicular al cauce fluvial, situándose el anexo menor en ligero retranqueo.
Presentan ambas planta rectangular, constan de 3 alturas y se cubren mediante tejados simétricos a 2 vertientes. El edificio principal incluye encadenados de piedra labrada en sus aristas y recercado de cantería alrededor de la puerta de ingreso; en su último piso dispone de una sucesión de balcones individuales y exhibe un entramado ficticio de marcado efecto ornamental, añadido por Roberto García Ochoa, en 1925. Su parte baja funciona como bar-restaurante y ha sido recientemente rehabilitado, encontrándose en buen estado de conservación.
Información histórica obtenida por Áncora.